domingo, 18 de mayo de 2008

Columna de opinión


El Chacal de Nahueltoro

“Tendría alrededor de ocho años cuando me juí de la casa, caminando y consiguiendo comía por los caminos, hasta que llegué a san Fabián
[1]

No se culpe a nadie, como dice Cortázar, ésta es quizás una historia muy fácil de ocultar, es una herida a nivel nacional que refleja tortura y por esto es claramente disimulable, como todo lo relacionado a martirios en este país. El chacal de Nahueltoro, es para todos el torturador, pero a la vez es y fue el hombre más torturado de la historia. Se podría pensar en una exageración de mi parte, pero nada es exagerado cuando la pasión se apodera de nosotros y esta es, sin duda, una historia apasionada. En el año 1969 Miguel Littin publicó esta magistral obra cinematográfica basada en una investigación, en una revisión de archivos ocultos sobre la verdadera historia del “Chacal de Nahueltoro”. Una obra maestra del cine chileno, quizás la única que desiste del sexo como buen recurso barato y apela a una justicia, apela a la historia tan vulnerable en esta nación a la mano invisible de los poderosos, los adam smiths del gobierno que no sólo gozan de haber manipulado los propios hechos que aquí relataremos, sino también su fluir en el tiempo. Lo que hace Miguel Littin es una obra de arte, a través de ella hace justicia, sí, pero se aleja del panfleto. Basta recorrer las imágenes de la película para dar cuenta de aquello.
La historia de un campesino quizás llamado José del Carmen Valenzuela Torres, pues ni siquiera él sabía su verdadero nombre. Investigaciones tardías derivaron en que su hermano se llamaba José y que él se llamaba realmente Jorge. Lo que da clara muestra del conocimiento que podría haber tenido sobre el actuar de la vida, sobretodo la conciencia del bien y el mal que aquí está puesta en jaque. Un hombre de extrema pobreza y soledad que se fue de su casa a los ocho años y comenzó a trabajar para ganar mil quinientos pesos al mes. Ermitaño de los campos, que un día conoció a una mujer, viuda, de extrema pobreza también, triste y abandonada con cinco hijas a la carga, a la vez expatriada del fundo en que vivía por no hacer de mano de obra y lanzada a la deriva con la misión de hacer sobrevivir a su familia. Un día le proporcionó alcohol a José del Carmen Valenzuela Torres para pasar las penas. El hombre en completo estado de ebriedad, perdió el control y la mató, a ella y a sus hijas apaleándolas en el campo, dejándolas ahí arrancó. Fue tomado preso, luego de una exasperada búsqueda y se le juzgó de la siguiente manera:
“La defensa del reo, Jorge del Carmen Valenzuela, expone que la ausencia de un motivo que justifique la actitud del reo por los delitos de homicidio y lesiones graves debe indagarse sobre la personalidad del reo y sus antecedentes: los que indican que de niño tuvo una vida miserable de sufrimiento y malos tratos, ambiente que le formó una personalidad anormal que lo hace reaccionar en forma violenta y distinta a una persona normal, sin respeto al orden, a la moral
[2]”.
En las grabaciones de la confesión, que se llevó a cabo en el mismo lugar de los hechos, el detective le pregunto: ¿Para qué mataste a los niños? Y “El chacal” respondió: Pa´ que no sufrieran los pobrecitos.
Quién iba a decir que la justicia iba a apelar en su favor, por el hecho de que él no había recibido enseñanza alguna a lo largo de su vida ¿cómo iba a saber, entonces, que matar era algo malo? Sería lógico, entonces, que luego de aquella investigación sobre la persona culpada se lograra este tipo de sentencias, pero hay personas que tienen grandes ansias de venganza y gratuitas, pues la mujer no tenía familiares, más que nada me refiero a los veladores del orden público de la ciudadanía, al presidente de la república: Arturo Alessandri Palma. Personas, que no encontraron en la privación de la libertad conformidad, sino que jugaron a ser dioses y arrebatar vidas. Pero no de una manera común de pena de muerte.“El chacal” fue víctima de la peor venganza y hasta me atrevería a decir que fue víctima de sus propios verdugos, ellos son los asesinos de la señora Rosa y de sus hijas. Jorge del Carmen Valenzuela no sabía lo que hacía por culpa de los administradores de la ciudadanía, que después lo mataron sin piedad. Lo educaron en la cárcel, le enseñaron a creer en dios y le enseñaron a saber qué era la esperanza para después someterlo a un pelotón de fusilamiento público. Este fue, sin duda, el plan más macabro de la humanidad chilena, ¿ejemplo de moralidad? Lo dudo, generaciones de Chillanejos lloran la muerte del “Chacal de Nahueltoro” hasta el día de hoy, incluso lo consideran un santo. Le llevan flores y regalos a su tumba en San Carlos.

¿y ha descubierto cosas nuevas acá?
- el trabajo, ahí aprendío a trabajar en varios trabajos y he tenío cómo vestirme y cómo comer también.
Mire es efectivo que usted antes vivía en la isla del río Ñuble?
- Si, ahí vivía en la isla.
¿Y qué hacía ahí, trabajaba?
- No, ahí pasaba yo no má.
Otra cosa más: ¿Usted se ha sentido más cómodo aquí adentro, más tranquilo que antes?
- Me he sentío más tranquilo, se da más cuenta de la vida uno.
¿Qué otra cosa hacía usted en la isla?, ¿qué otras actividades desarrollaba?
- No, si ahí pasaba yo no más.
Otra cosa más: Si estuviera su mamá aquí en este momento o nosotros le llevaramos su voz en esta máquina grabadora, ¿qué le pediría usted a su mamá?
- Lo que le pediría es que esté tranquila, eso no má.
¿Usted se encuentra totalmente arrepentido del crimen que cometió?
- Sí, me encuentro arrepentío de lo que hice porque en ese momento no me daba cuenta de lo que hice.
¿Usted culpa de su crimen al alcohol, al haber ingerido vino?
- Al alcohol y más de eso que yo no tuve nunca enseñanza de naiden, no tuve educación ninguna cosa.
¿Le molesta recordar los momentos en que cometió el crimen?
- Sí, me molesta bastante.
En su vida aquí en la cárcel ,Valenzuela, a través de los trabajos de cestería, ¿Qué otra cosa más aprendió aquí, qué otro trabajo?
- He aprendío a hacer porta retrato a cinco mil pesos y guitarritas chicas a cuatro mil quinientos.
¿Usted cree que el presidente de la república puede conseguirle el indulto de su pena?
- Sí, siempre he tenido esa esperanza en él.
¿Qué le promete usted en cambio al presidente de la república?
- Lo que le prometo si él me indulta es ser un hombre humilde y trabajador, útil a la sociedad y ayudar a mi madre
[3].
Este hombre no tuvo ninguna oportunidad y murió la peor de las muertes y el peor de los martirios. Sin conocer nada del mundo, ni de las convenciones morales cometió un crimen, sin ni siquiera saber que era realmente uno. Se le culpó y se le reformó en la cárcel, se le enseñó su error, lo comprendió, entendió que podía hacer de su vida algo mejor y después se le mató sin piedad alguna. He ahí la justicia chilena y lo que no sale en los libros de historia.
[1] Frase extraída de grabación hecha del testimonio de Valenzuela Torres en los años 60’s.
[2] Documentación extraída de la película y a la vez extraída del dictamen y sentencia real de Jorge del Carmen Valenzuela Torres.
[3] Fragmento de grabación de entrevista real que dio Valenzuela días antes de cumplirse la pena de muerte.

2 comentarios:

carolita dijo...

Javiera:

Muy buena columna. Se nota que conoces del tema y que tienes una opinión formada, buenas fuentes, buenos datos. Felicitaciones.

Puntaje: 1,0

Unknown dijo...

Soy chileno y vivo en Venezuela desde hace muchos años, siempre busco en este tipo de columnas, algo que me pueda acercar más a mi país a través de nuestro acerbo.. te felicito por tu trabajo.. hoy aprendí algo nuevo gracias a tu aporte.. Mauro Ávila Gárate